martes, 26 de mayo de 2009

Francisca Lewin: Desafiando el pudor y los prejuicios





En una actuación soberbia que la hizo madurar como actriz, Francisca Lewin encarnó a la irreverente, sensual e infiel poeta chilena Teresa Wilms Montt que a principios de siglo XX conquistó y deslumbró nada menos que a Vicente Huidobro. La película la dirigió Tatiana Gaviola y se estrena el 11 de junio. Aquí, Francisca cuenta qué tal estuvo esa experiencia.

Carolina Honorato C. / Fotos: Gonzalo Romero / Producción general: Patricia Comandari /
Producción: Bernardita del Solar / Peinado y maquillaje: Francisco Mercader
alguna parte de Internet alguien escribe: “…Teresa condenada a vivir en un convento por amar mucho. Rescatada de las cenizas por Vicente Huidobro. Vagabunda del mundo, donde fue acogida con los brazos abiertos que su propia patria le cerró. Perra para algunos, santa para otros. Terminó su vida a los 28 años tras perder a sus hijas en manos de una sociedad cruel”.
“La vida de Teresa me resonó desde adolescente, desde que descubrí en una nota periodística algo que era todavía secreto, misterioso y muy castigado”, comenta la directora Tatiana Gaviola. “Vi que era una mujer chilena tapada por la historia, escritora, mujer libre, castigada socialmente y con una vida realmente de película. Por años cultivé las ganas de filmarla. Es una mujer como nos gustaría ser a muchas, rebelde, marcadora, creadora, amada y admirada… Hace años habíamos hecho la investigación y el guión, pero la película realmente empezó a producirse un día que Vicente Sabatini me dijo: ‘Ya, hagamos a la Teresa Wilms’ y entró a producir TVN. Luego se sumó otro coproductor, Jorge Errázuriz. Ganamos concursos del CNTV y del Fondo de Fomento del Audiovisual, y obtuvimos el apoyo de BHP Billiton y la Corporación del Patrimonio”.
“A la Francisca Lewin la elegimos porque es una gran actriz, trabajadora, estudiosa, con propuestas. Es una de esas actrices capaces de encarnar a un personaje”, resume Tatiana.
Francisca, el sujeto de tanto elogio, está mucho más relajada que en otras entrevistas. Ya no está tan reticente con la prensa. Es curioso, porque en las primeras entrevistas que le hicimos, ella aparece como una mujer confusa y dispersa; en cambio, hoy está absolutamente relajada, clara, sin dejar, eso sí, que uno invada su intimidad.
Esta mujer a sus 28 años, tiene magnetismo, es cautivadora, a pesar de que muchas veces asegura que pasa inadvertida por su contextura y porte. De ser así, su talento es mayor, ya que cuando encarna un personaje es capaz de convencer a cualquiera...
Es dulce, tierna y dueña de una empatía poco usual y una belleza fascinante. Francisca reconoce que para ella la actuación siempre es un aprendizaje. Apenas egresó de la Escuela de la Universidad Católica, entró a trabajar a TVN. Hizo “16”, “17”, “Los Capo”, “Cómplices”, “Corazón de María” y “Viuda alegre”; varias series y también actuó en la película de Alberto Fuguet, “Se Arrienda”. Ganó como mejor actriz en los premios Apes con su rol en “Los Capo” y fue nominada por los premios Altazor a mejor actriz por “Se Arrienda” y también este año, por la obra de teatro “Clase”, dirigida por Guillermo Calderón.

Teresa” se filmó a fines de 2007. “A mí me llamó la Tatiana, pero yo estaba en una etapa superada, entonces muchas veces le dije que no. Estaba bien reticente, hasta que empecé a indagar quién era el personaje y me empecé a fascinar… Incluso sentí susto, porque hacer este personaje era un desafío muy grande”, dice.
Francisca asume que se conmovió mucho con la vida de Teresa Wilms Montt. “El dolor por el que pasó. Ella era completamente libre”.
–¿En qué elementos te basaste para construir este personaje?
–Me conseguí todo el material que había de ella, su biografía, sus textos, sus fotos, quería impregnarme de ella, de la sensación que me dejaran sus textos, tratar de entender lo que vivió y cómo lo vivió, lo que sentía, pensaba, su opinión de las cosas... no es que quisiera racionalmente tratar de construir un personaje igual a ella, quería tratar de llegar a su sensibilidad desde la mía, sentir que la conocía, que la comprendía, así, después pude estar en un lugar desde donde vivir las cosas, desde donde mirar.
–¿Qué aspectos tuyos, de tu vida, de tus recuerdos, de tus vivencias, te ayudaron en la construcción de este personaje?
–La verdad es que mi mayor inspiración fue ella. Me conmovía profundamente su vida, su sensibilidad y desde ahí partió mi trabajo. Por supuesto que en el momento mismo de actuar todo eso se mezcla con las emociones personales, pero no con algo concreto... Quizás lo fue y ya no me acuerdo, pero principalmente mi conexión era con ella.
–¿Cómo trabajaste las escenas de sexo?
–No quería que fuera una seducción obvia, evidente. Creo que la seducción de ella tiene que ver con una mezcla de cosas: era luminosa y a la vez estaba llena de dolor, eso la hacía ser indescifrable, misteriosa. Era seductora a pesar de ella. Las escenas de sexo no fueron difíciles, tampoco son tantas, y siempre me sentí muy apoyada por la Tatiana, ella fue cuidadosa con eso. Además, está el cuidado de los compañeros con que uno trabaja. Por ejemplo, con Juan Pablo Ogalde tuve escenas bien difíciles y él siempre fue muy delicado.
–¿Te complican?
–Todo depende de cómo se hagan y el sentido que tengan para la película.
–¿Eres pudorosa con tu cuerpo?
–Por muy pudorosa que uno sea, al hacer una película y asumir un papel así, hay un momento donde uno se suelta. Para una actriz, hay cosas que son más importantes que el pudor.
–¿Sientes que eres sensual?
–Creo que puedo serlo.
–¿Dónde está el límite entre la necesidad de hacer escenas de sexo que exige un personaje y el uso que puede hacerse de ellas con fines de marketing?
–Espero que un día no tengan que utilizar esas cosas para llevar a la gente al cine. En el caso de esta película me parece que están las escenas que debían estar para llegar a Teresa y sería fome que se utilizaran por el lado marketero, no me parece necesario; pero ya todo está dado y el resto escapa de mis manos.
–¿Qué aprendiste de la vida de Teresa?Me sorprende su independencia, en todo nivel. No me refiero a la vida que le tocó vivir, donde creo que estuvo muy lejos de sentirse libre, sino a la capacidad de entender que había mucho más para ella que lo que la vida supuestamente le imponía. En una época donde era difícil para una mujer tener inquietudes artísticas o intelectuales, ella fue capaz de defender esa pulsión, que no eran sólo las ganas de ser escritora, sino que una manera de ser. También admiro mucho su dignidad. Lo que más se conoce de ella fue su sufrimiento porque es lo que quedó en sus textos, pero eso era parte de su intimidad. En las descripciones que leí de gente que la conoció, siempre decían que era una mujer dulce, alegre, encantadora, hasta cuando estuvo encerrada en el claustro. Las monjitas decían que ella era la alegría del lugar.
–¿Con qué te sentiste identificada?
–Creo que en la inquietud, la curiosidad, la sensación de querer saber más... Es un tipo de inconformismo, pero no negativo, no conformarse con lo que ya soy o lo que ya tengo, o lo que ya creo o pienso. Es una búsqueda, un movimiento constante.
–¿Qué aspectos afloraron de tu vida con este trabajo?
–Yo soy los elementos de mi vida, de mi historia y, cuando actúo, todo eso está ahí.
–¿Crees que ella hubiese sido considerada una libertina en este tiempo?
–No. Sí creo que se hubiese destacado artísticamente. Era una mujer muy sensible y eso quizás en su tiempo la perjudicó. Hoy se hubiera potenciado... ¿Quién sabe?
Francisca sigue con contrato con TVN, pero la verdad es que no sabe cuándo se integra a algún proyecto. Por el momento está concentrada en un viaje que va a realizar a Europa y a Estados Unidos, con las obras de teatro “Neva” y “Diciembre”, de Guillermo Calderón, quien además es su pareja desde hace varios años. “No me hagas hablar de mi relación”, dice firmemente y como siempre mantiene su vida privada lejos de lo público.