jueves, 4 de junio de 2009

La rebeldía y tragedia de Teresa Wilms Montt llegan al cine

Dirigida por Tatiana Gaviola y protagonizada por Francisca Lewin, la cinta que recorre la vida de la poeta se estrena el 18 de junio en las salas locales.
por Denisse Espinoza.

Hace años que el fantasma de Teresa Wilms Montt (1893-1921) rondaba a Tatiana Gaviola. De adolescente, quedó prendada de la historia de la poeta, tachada de mala madre y adúltera, que encandiló con su belleza a la escena literaria de los años 20. Pero recién en 2000 Gaviola proyectó filmar la vida de la poeta. Nueve años después, el filme Teresa está listo para estrenarse el 18 de junio.

Se trata del tercer largometraje de Gaviola, luego de Angeles (1988) y Mi último hombre (1996), película que aunque no recibió elogios de la crítica, estuvo en el Festival de Cannes de ese año. "Luego de eso quedé llena de deudas y fue difícil, por eso demoré tanto en Teresa", cuenta Gaviola, quien en los últimos años se dedicó a dirigir series para la TV..

Teresa revive el espíritu indomable de la poeta, nacida en una acomodada familia de Viña del Mar, que a los 22 años fue encerrada por su marido, Gustavo Balmaceda (Alvaro Espinoza), en un convento, luego de saber que ella era infiel. El episodio marcó el futuro trágico de Wilms Montt y es uno de los puntos clave de la cinta. "El marido no resiste que lo deje, le quita a las hijas, la somete a un tribunal familiar y la acusa de loca. Llegó a escribir una novela contra ella: Desde lo alto, que terminó por desatar el escándalo", cuenta la directora. En el Convento de la Preciosa Sangre en 1915, Wilms Montt escribe sus diarios e intenta suicidarse. Fracasa. Su destino es huir a Argentina, recibiendo la ayuda de Vicente Huidobro.

TERESA VIVE
El autor de Altazor, encarnado por Diego Casanueva, se disfraza de cura para ayudar a Teresa a escapar. No es la primera vez que se ven. En una escena anterior, ella lo divisa mientras sufre la quema de Pasando y pasando, libro donde enjuicia la educación jesuita que recibió. Mitad verdad, mitad ficción, Gaviola se toma licencias, para contar la relación entre ambos poetas. "El hecho ocurrió: huyeron juntos a Argentina, pero yo ficciono sobre cómo se conocieron. Tuvieron una relación de hermandad. Ambos tenían 22 años y el mismo conflicto familiar. Hubo una gran fascinación entre ellos", dice Gaviola.

El filme (que costó 200 millones de pesos) fue rodado en Colchagua, Santa Cruz, Iquique y en sectores antiguos de Santiago. Así, la cineasta recreó los viajes de Teresa a Argentina, España y Francia.

En Buenos Aires, su pluma dio frutos. Incorporada a la escena literaria, Wilms Montt colaboró en la revista Nosotros y publicó tres obras: Inquietudes sentimentales, Los tres cantos y Cuentos para hombres que aún son niños. Sin embargo, el sino trágico continuó. Su enamorado, el joven poeta Anuarí, se suicida y ella huye a España. Allí sigue deslumbrando a los artistas, estrechando lazos con Julio Romero de Torres (quien la pintó), Antonio Machado y Valle-Inclán. Sin embargo, su obra nunca trascendió, quizá porque nunca estuvo a la altura de su vida. Gaviola la defiende: "Publicó libros y fue prologada por Valle Inclán, lo que no lo hace cualquiera. Eso sí, estuvo reservada a escribir diarios, que era lo que estaba permitido a las mujeres".

En España, Wilms Montt se entera de que sus hijas están en París con su abuelo y viaja. El reencuentro es breve e ingrato. Su marido vuelve a quitárselas. La poeta ya no soporta y se suicida con Veronal en 1921, a los 28 años. La escena sólo se insinúa en la película. Gaviola lo explica: "Ella todavía tiene algo que decirnos. Para qué matarla. La Teresa tiene que seguir viva.